Aunque no conozcas
el término flipped classroom o aula al revés, seguro que alguna ya te has enfrendado a él en las clases de Geografía e Historia. Consiste realizar en casa aquellos deberes que se pueden llevar a cabo de una manera automática y sin la presencia del profesor. Por ahora la aceptación entre los alumnos es muy considerable. Es hora de que pasemos a la acción y conquistemos también a vuestros padres.
Vamos a comenzar explicándole un poco qué es lo que estamos haciendo en clase. Dentro podcast
Las causas de esta nuevo modelo se basan en la
innegable generalización de las actividades multitarea. Muchos alumnos ven la televisión al mismo tiempo que navegan por
internet en sus portátiles y tabletas, otros revisan el whatsapp mientras se encuentran con otros alumnos, instagram se está convirtiendo en un escaparate más importante que la propia vida. Por esa razón, a los alumnos cada
vez les resulta más difícil dedicar toda su atención a las explicaciones, sobre todo si estas se extienden a lo largo de una
sesión de aula de una hora, o incluso de media. Cuando además hablamos
de grupos de entre 20 y 30 alumnos, resulta todavía más difícil
mantenerlos a todos centrados, en silencio y sin que se distraigan los
unos a los otros.
La clase al revés
es una metodología que nace para subsanar esta dificultad, que en
ocasiones es fuente de frustración tanto para el profesorado y para el
alumnado, pero va más allá de ser una simple solución a un problema.
Además, como veremos en la sección Cómo se aplica, facilita la atención a
la diversidad y, por tanto, que el proceso de enseñanza-aprendizaje
pueda personalizarse implicando al mismo nivel, tanto a los alumnos con
capacidades superiores a las de la media, como a los que tienen
dificultades en algunos aspectos que les impiden seguir el ritmo de la
mayoría.
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